Posts Tagged ‘Comunión Tradicionalista’

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Se adelantan un día los actos en Asturias por el Día de la Dinastía Legítima 2022

octubre 25, 2022

«En la hora de las responsabilidades, la Dinastía legítima está libre de toda mancha». (Ordenanza del Requeté).

El 4 de noviembre en el calendario romano se celebra la festividad de San Carlos Borromeo, obispo y confesor, patrono de la Dinastía legítima: es decir, de los Reyes legítimos de las Españas de todos los tiempos y en especial de Su Majestad Católica Don Carlos V (1833-1845), primero de los reyes llamados carlistas, y de sus sucesores Don Carlos VI (1845-1861), Don Juan III (1861-1868), Don Carlos VII (1868-1909), Don Jaime I y III (1909-1931), Don Alfonso Carlos (1931-1936), Don Javier I (regente 1936-1952, rey 1952-1977) y el sucesor actual, Don Sixto Enrique de Borbón, de iure Enrique V.

Los actos asturianos por el Día de la Dinastía Legítima se celebrarán este año en Gijón y se adelantan un día por necesidades organizativas. Tendrán lugar, Dios mediante, el JUEVES 3 DE NOVIEMBRE, con el siguiente programa:

  • 13:00. Santa Misa. Capilla particular, Cabueñes.
  • A continuación, comida de hermandad.

Información y reservas: asturias@carlismo.es

Comunión Tradicionalista del Principado de Asturias
Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella

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Oviedo, desarmado. Un Desarme falsificado y ridículo

octubre 14, 2022

Oviedo lleva mucho tiempo sufriendo malos alcaldes y malos ayuntamientos. Justo es reconocer que la derecha ha suministrado los peores. Con el tevergano Alfredo Canteli la ciudad está alcanzando, si no superando, los extremos de esperpento a los que Gabino de Lorenzo nos tenía acostumbrados.

También llevamos años sufriendo la creciente hipertrofia del Desarme, una simpática fartura entre amigos que los políticos y los medios del régimen, secundados por la babayería dominante, han ido transformando en otra cosa completamente distinta y sin gracia. Para colmo de males, han terminado por dar categoría de verdad sabida a un error que hace años empezaron a difundir, en su ignorancia y su malicia, esos mismos políticos y esos mismos medios: que el origen del Desarme tenía que ver con las Guerras Carlistas; que carlistas eran las tropas desarmadas, o al menos derrotadas en un supuesto intento de tomar Oviedo. Nada más lejos de la realidad, como sabe cualquiera que sepa algo. La necedad de los nuevos desarmantes no tiene excusa, porque la Comunión Tradicionalista ha efectuado en las últimas décadas numerosas publicaciones aclarando y detallando los hechos históricos reales.

La Milicia Nacional, etarras del siglo XIX.

El único episodio de las Guerras Carlistas que se aproxima a la fecha del Desarme, pero no coincide con la misma, es el paso de una columna de los Ejércitos del Rey legítimo Don Carlos V, columna que mandaba el General Sanz. Para proteger un tren de suministros y prisioneros se llevó a cabo un ataque de distracción contra la Milicia Nacional (liberal) que por entonces aterrorizaba Oviedo, que sufrió numerosas bajas. Pero el día 20 de octubre de 1836, dicha columna entró triunfalmente en Gijón, por lo que los hechos relatados no pueden corresponder al Desarme ovetense, que se refiere más bien a uno de los varios desarmes llevados a cabo por liberales moderados contra su propia Milicia Nacional, advenedizos convertidos en terroristas, equiparables tanto por su actuación como por su adscripción política a la horda socialista que arrasó Oviedo en octubre de 1934; aunque los liberales del siglo XIX mantuvieron por mucho más tiempo su dominio de terror, robos, confiscaciones, masivas detenciones arbitrarias y asesinato de numerosos ovetenses.

Este año 2022, aparte de programar unas supuestas recreaciones históricas —antihistóricas— que no recrean más que fantasías, los munícipes parásitos le han dado, a costa del contribuyente, bombo y platillo en toda España a sus desarmantes ocurrencias. Desde la presentación de su nuevo Desarme en Santander (la crónica de la misma en El Diario Montañés habrá estropeado la digestión a cualquiera que recuerde que ese periódico fue carlista) hasta un cupón de la antaño benemérita ONCE.

Pero su sevicia contra las costumbres y la historia ovetenses se extiende a su aborrecimiento a las costumbres católicas. Mueven la fecha habitual del Desarme y además extienden a varios días lo que siempre fue uno solo. E inauguran el muy cárnico menú hoy viernes, día de abstinencia obligatoria.

Oviedo, desarmado.

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El 8 de septiembre no es el «Día de Asturias»

septiembre 7, 2022

Nota de la Diputación Permanente de la Junta Carlista del Principado de Asturias:

En esta víspera de la Natividad de Nuestra Señora, fiesta de la Santísima Virgen de Covadonga, los carlistas asturianos volvemos a recordar algo que debería ser obvio: que el ocho de septiembre es la fiesta de la Santísima Virgen de Covadonga, la Santina, Patrona de Asturias. La fiesta de la Virgen de septiembre, que es también la de otras venerables advocaciones marianas en nuestra región: la de Lugás en Villaviciosa, la del Valle en Pravia, y tantas otras.

Pero de ninguna manera es, ni puede ser —por más que se empeñen los políticos parásitos— un «Día de Asturias» secularizado, laico y absurdo, mediante el cual esos políticos parásitos y sus cómplices intentan hacer olvidar el sentido verdadero de esta fiesta. Que este año planean celebrar en Corvera, para «descovadonguizarla» en lo posible.

Asturias es católica y mariana, le pese a quien le pese. La Natividad de la Santísima Virgen María es una de las fiestas más antiguas de entre las dedicadas a la Madre de Dios. El catolicismo asturiano, gracias a la Reconquista, es el más antiguo de España.

Esta «comunidad autónoma» y la casta de los políticos que la desgobiernan; que saquean, empobrecen y arrastran a la desesperanza y a la miseria a Asturias y a los asturianos, no tiene nada que celebrar el ocho de septiembre.

Expresamos en cambio nuestro apoyo a la concentración de protesta convocada por Asturias Ganadera en Covadonga este jueves 8 de septiembre a las doce del mediodía.

Santina de Covadonga, ruega por nosotros.

Oviedo, 7 de septiembre de 2022.

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Celebrar la fiesta de Santiago Apóstol es una obligación

julio 25, 2022

Ayer domingo distribuía la agencia FARO la nota que más abajo reproducimos: Este lunes es 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol, Patrono Mayor de las Españas. ¿Está preparado para observarla y celebrarla? Se aplica perfectamente al caso de Asturias, donde no es festivo oficial desde los días del Pedro Sánchez de las décadas de 1980 y 1990, el también socialista y también agente estadounidense Felipe González. Y donde tampoco tenemos Misa (Misa tradicional, se entiende) hoy.

El patronazgo de Santiago fue proclamado por la Monarquía asturiana. Por Asturias discurre el Camino primitivo de Santiago. Todo esto es sabido. El Camino de Santiago llena de vez en cuando las bocas de los políticos del régimen en Asturias. Claro que ellos lo ven, o quieren verlo, como una especie de Benidorm en movimiento. Su verdadero significado les espeluzna. Por eso nos someten a la vergüenza de tratar la fiesta de hoy como día laborable. No es admisible.

Este lunes 25 de julio es la fiesta de Santiago Apóstol, Patrono Mayor de las Españas. Y, sin embargo, en este régimen constitucional (benéfico, si atendemos a las alabanzas que frecuentemente recibe de parte de conspicuos miembros de la Conferencia Episcopal) no es festivo.

Según en qué «comunidad autónoma» o en qué municipio nos encontremos, será festivo oficial o no. ¿Nos exime esa circunstancia de observar la festividad?

De ninguna manera. Todos podemos cumplir con nuestra obligación de católicos y españoles, y contribuir con ello a que la fiesta se observe, al margen de una España oficial que suplanta a la España real.

No todos podrán, sin riesgo grave, faltar al trabajo o cerrar sus negocios este lunes. Pero muchos sí pueden. Y deberían hacerlo.

Aquellos estudiantes que estén recibiendo clases este verano sí pueden faltar a ellas el día 25. Y deben hacerlo.

Todos pueden abstenerse de hacer compras. Incluso por Internet. Y deben hacerlo.

Y aquéllos (no tantos, por desgracia) que estén a distancia razonable de la Santa Misa tradicional, deben acudir.

Hay quienes ponen en duda la eficacia o necesidad de campañas como ésta. Son ciertamente necios.

En 1988 otro Gobierno socialista, presidido por Felipe González, quiso quitar el carácter festivo al día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, Patrona Mayor de las Españas. El argumento era fácil, hasta «razonable»: la proximidad de la fiesta neopagana de la Constitución, el 6 de diciembre, que convertía la irracional y entonces reciente costumbre de los puentes festivos en un verdadero acueducto. El Gobierno se avenía incluso a «trasladar» el festivo al día 5, víspera del de su «inmaculada» Constitución.

La reacción de la España real fue memorable. Y no se contaba con Internet, ni con «redes sociales», ni con teléfonos móviles… Millones de firmas (de firmas de verdad, en papel) recogidas; cientos de miles de pasquines y folletos repartidos, especialmente a la salida de los templos; decenas de miles de carteles y pegatinas fijados en las calles; cientos de cartas al director de los medios; acciones directas contra los promotores de la supresión de la fiesta.

Inclinada a subirse al caballo ganador, incluso la nefasta Conferencia Episcopal Española se sumó a la campaña. Y la fiesta se mantuvo. Hasta hoy.

Aquella defensa de la Inmaculada implicó a muchos. Pero no cabe duda de que fue capitaneada por la Comunión Tradicionalista.

Sin embargo, en el mismo lote esa Conferencia Episcopal pactó la supresión del carácter festivo nacional de las fiestas de San José y del Jueves Santo (que podía haber recuperado tranquilamente su antigua condición de media fiesta; pero ni eso), del Corpus Christi y de la Ascensión («trasladadas» éstas litúrgicamente, dentro del caos litúrgico del «Novus Ordo» al domingo; siguiendo el modelo napoleónico, para mayor burla y escarnio).

El Gobierno lo intentó también con la fiesta de los Reyes Magos; pero aquí los grandes intereses comerciales se lo impidieron. Treinta y cuatro años después, con la constante propaganda que va convirtiendo la Navidad neoespañola en una imitación cutre de la estadounidense (falsificación ésta en el que se distinguen por su entusiasmo los ayuntamientos de derechas), no sabemos si esa resistencia durará mucho tiempo.

¿Cómo es posible que los carlistas perdieran tanto fuelle tras 1988? ¿Por qué sus campañas actuales no tienen tanto eco?

La primera y más evidente respuesta es: porque muchos de los carlistas actuales viven en el desánimo y la ambigüedad. Pero, ¿cómo han llegado a ello?

Volvamos la vista a 1988, el año en que se salvó la fiesta de la Inmaculada. El año anterior se habían sellado los acuerdos de «unidad operativa», por los cuales la Comunión Tradicionalista admitía en su seno a grupos e individuos supuestamente carlistas que se hallaban apartados de su disciplina. Grupos e individuos que, una vez dentro, maniobraron para hacerse con el control de los registros legales de la Comunión; algo que les resultó fácil, dada la poca consideración que los carlistas han dado siempre a la «legalidad» ilegítima.

Además encontraron aliados entre algunos miembros de la Comunión de toda la vida. Gentes que habían abrazado el vaticanosegundismo: vinculados al Opus unos, otros entregados a la citada Conferencia Episcopal. Aquella nada santa alianza fue obstaculizando las campañas enérgicas; incluso desautorizándolas. Como es natural: habían llegado al laicismo por la vía de su propia «confesionalidad católica». Un laicismo que no impedía rosarios públicos, pues se trataba de la versión vaticanosegundista de la «laicidad».

Por esas y otras maniobras, cundió el desánimo. La mayoría de los carlistas de entonces cesaron en su militancia y se retiraron a sus casas. Se fueron cerrando los círculos que quedaban.

La sangría la cerró Don Sixto Enrique de Borbón reorganizando la Comunión en 2001. Pero las heridas permanecieron. Permanecieron también unos restos, cada vez más exiguos, de aquella alianza clericalista y neolaicista: la falsa «comunión tradicionalista carlista», la FCTC, que hoy —ahora bajo el control de la sociedad secreta conocida como el Yunque— sigue procurando aportar confusión, aparte de apoyo al partido liberal y judaizante Vox.

Contra todos ellos, ¡Santiago y cierra, España!

No olvidemos tampoco los carlistas que este lunes es la onomástica del Rey Don Jaime III (1909-1931), de grata memoria.

Vivamos el día 25 de julio como festivo. Nuestro celestial patrono nos ayudará a recuperar nuestra Patria.

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Los Fresno y la desmemoria de Sánchez Vicente

julio 15, 2022
Vista del Estadio Hermanos Fresno a fines de la década de 1960 o principios de la de 1970, con dos chabolas de gitanos portugueses adosadas al exterior de su muro trasero

El pasado miércoles 13 de julio, la Junta Local de Gijón de la Comunión Tradicionalista envió la siguiente carta al director de La Nueva España.

Señor Director:

En LA NUEVA ESPAÑA de 13 de julio aparece un artículo titulado «Desmemoria y memoria», en el cual el Sr. Sánchez Vicente (Juan José o Xuan Xosé) escribe: «Los hermanos Fresno fueron unos falangistas asesinados durante la Guerra Civil. En su memoria, los vencedores denominaron «Los Fresno» a una calle, la actual de La Argandona, y un campo de fútbol».

Hay mucha desmemoria en ese relato. Los hermanos Fresno no eran falangistas, sino carlistas: mandos del Requeté de Gijón e hijos de don Manuel Fresno, veterinario municipal y jefe local carlista. El campo de fútbol «Hermanos Fresno», donde ahora se alza el centro comercial, se llamaba así por haberlo construido el Club Deportivo Oriamendi, tapadera del requeté local en la clandestinidad de posguerra.

A pesar del decidido anticarlismo del régimen de Franco y de los modos nazifascistas de su primera etapa, en Gijón mantenía prestigio y cierta influencia la Comunión Tradicionalista, con figuras como el citado Manuel Fresno o el concejal Rufino Menéndez, a quien se debe el Parque de Isabel la Católica. A esa influencia se debió también el nombre de calles como la de los Hermanos Fresno (con el motivo adicional de que en ella se encontrara el estadio de fútbol del mismo nombre), la de Oriamendi, etc.

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