«Todos morían al grito de ¡viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey! Con la misma sagrada invocación en los labios, ¡cuántos otros han entregado el alma a Dios, mártires incruentos, en los hospitales, en la miseria; matados, aun más que por el hambre, por las humillaciones, y todo por no faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante! Nosotros, continuadores de su obra y heredero de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria».
Así se expresaba en 1895, desde su exilio en Venecia, el Rey Don Carlos María de los Dolores de Borbón, Carlos VII, en la carta a su Jefe Delegado, el Marqués de Cerralbo, por la que creaba la fiesta de los Mártires de la Tradición, «el día 10 de marzo de cada año, día en que se conmemora el aniversario de la muerte de mi abuelo Carlos V».
En Asturias, por necesidades de organización, los actos de este año se trasladan al domingo 13 de marzo, en Gijón, y al lunes 21 de marzo, en Oviedo. Quizá alguno haya pensado que el contraste de lo auténtico y lo falso que destacamos en el título se deba a cierta conferencia anunciada en Oviedo para este mismo diez de marzo, por un «paracaidista» venido de Navarra, que se pretende carlista y no es sino un democratacristiano sin relación con la Causa. Pero no. Por hoy vamos a ignorarlo. Se nos ha ocurrido referirnos a otro; la idea nos la ha dado el recordatorio que reproducimos, de los Mártires de la Tradición en Asturias en 1945.
La imagen de ese recordatorio la toma de la web de compraventa Todocolección un gijonés, todavía joven, cuyas únicas ocupaciones conocidas son, de un lado, los «coros y danzas» y candidaturas de la extrema izquierda «asturchale»; de otro, la actividad incesante en Internet, tanto elaborando blogs como haciendo de troll en foros y páginas. Por su labor devastadora en la famosa Wikipedia (donde usaba como pseudónimo el nombre catalanizado de un famoso asesino trotskista, él mismo asesinado luego por los estalinistas) ha sido recientemente expulsado de ella.
Hace unos años el mismo individuo quiso inventarse en Asturias el falso «Partido Carlista» creado primero y abandonado después por el expríncipe Carlos Hugo (a quien Dios haya perdonado); partido socialista oportunista que nunca llegó a existir en nuestra región. Parece que terminó cansándole ser su único militante y desde hace algún tiempo ya se dice él mismo no carlista. Pero no ha abandonado una actividad que inició cuando su fingimiento: el deformar y reescribir la historia del Carlismo asturiano, a la desvergonzada manera del anti-historiador José Carlos Clemente o de la exinfanta María Teresa de Borbón Parma.
Pues bien: al reproducir el recordatorio de arriba en uno de sus blogs, omitió —no por casualidad, sin duda— el reverso del mismo. Que puede encontrarse en el mismo anuncio de Todocolección, y que aquí en LAS LIBERTADES sí reproducimos:
En septiembre de 1945 llegó a su fin, que ya se vislumbraba en marzo, la Segunda Guerra Mundial. La Comunión Tradicionalista, a pesar de la represión y persecución que sufría, empezó a exhibir fuerza, a reorganizarse y a prepararse para expulsar del poder a los amigos españoles del nazifascismo, que eran los «progresistas» y europeístas de entonces. Un aspecto de estos falangistas y asimilados les era especialmente repugnante a los carlistas: la actitud ante la Religión, que era una mezcla de indiferentismo, laicismo, neopaganismo, ecumenismo y zancadillas (el régimen de Franco no se convertiría en oficialmente católico hasta 1945, precisamente). Lo que a los carlistas les preocupaba en aquel momento, por encima de cualquier otra consideración, queda magníficamente expresado en este recordatorio:
MÁRTIRES DE LA TRADICIÓN
¡MÁRTIRES SANTOS DEL CARLISMO!
El día de la suprema decisión se acerca.
Vuestra fue la razón, aunque insensatos no quisieran los pueblos comprenderla.
«O la Verdad, en su esplendor celeste, o la Mentira, en su infernal crudeza.
El suave yugo de la Ley divina, o el blasfemo y satánico NON SERVIAM».
No más términos medios
ni fórmulas eclécticas.
La Cruz o la barbarie,
la luz o las tinieblas,
la vida o el exterminio,
el reinado de Cristo o de la Bestia.
¡MÁRTIRES SANTOS DEL CARLISMO!
España no olvida vuestra gesta.
En sus viejos alcázares aún flota
—airón de Fe y amor— vuestra Bandera.
Ante afirmaciones y testimonios como éstos, se derrumba la falsaria interpretación hugonote-marxista del Carlismo. No es de extrañar, pues, que sus escasos pero irreductibles sostenedores oculten los documentos y sólo publiquen algunos muy seleccionados y mutilados. Algo aprendieron de sus andanzas al lado del viejo Partido Comunista: «Si los hechos contradicen a la teoría, suprímanse los hechos». El expríncipe Carlos Hugo y sus secuaces intentaron incluso suprimir la fiesta de los Mártires de la Tradición, llamándola «Día de la Lucha Carlista».
Nosotros, por nuestra parte, defendemos el honor del Carlismo. El honor del los Mártires de la Tradición.