Oración de San Bernardo
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir que persona que acudiese a vuestra protección,
implorase vuestra asistencia y reclamase vuestros socorro hubiese sido desamparada.
Yo, animado con tal confianza, a vos acudo, ¡oh Madre, Virgen de las Vírgenes!;
delante de vos me presento, pecador de mí, llorando mis culpas.
Dignaos, ¡oh Madre del Hijo de Dios!, no desairar mis súplicas,
antes bien oídlas con benignidad y despachadlas favorablemente.