Posts Tagged ‘Carlos Hugo’

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El Carlismo en los últimos 50 años. Reportaje

abril 14, 2023
Un momento de la charla de Luis Infante

Este jueves 13 de abril tuvo lugar en Oviedo la anunciada charla de Luis Infante, de la Secretaría Política de Don Sixto Enrique de Borbón, sobre el Carlismo en los últimos cincuenta años.

Como es costumbre en las charlas de las tardes tradicionalistas, ahora «Seminario Capitán Casariego» del Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella, se empezó por el rezo del Santo Rosario. A continuación Juan Galán, coordinador del seminario, presentó al ponente, y recordó que el próximo 15 de junio, Dios mediante, dará una conferencia en Oviedo el Profesor Miguel Ayuso.

Luis Infante explicó por qué se había escogido hablar de los últimos cincuenta años. En el curso 1973-1974 se manifestó ya irremediable la ruptura con la línea revolucionaria que Carlos Hugo de Borbón Parma y su camarilla querían imponer al Carlismo. Ruptura que, a pesar de la intervención de Don Sixto Enrique de Borbón a partir de 1975 y de los escritos —promovidos desde Asturias— dirigidos al Rey Don Javier y a Carlos Hugo por carlistas notables de toda España aquel mismo año, dejó debilitada a la Causa. Que podía, quizá, haber resistido razonablemente bien la traición del Príncipe, o las desviaciones eclesiásticas propiciadas por el Vaticano II; pero que resultó gravemente dañada por la combinación de ambos factores.

La debilidad había ido aumentando durante la década de 1960, pero en la de 1970 se manifestó en toda su crudeza. A pesar de la cual el Carlismo no desapareció y mantuvo una influencia considerable. En Asturias —única región donde se mantuvo en todo momento la continuidad de la Junta Regional carlista— hasta las cifras electorales lo demostraron, con los votos obtenidos (pucherazos aparte) por el candidato de la Comunión Tradicionalista, Jesús Evaristo Casariego, en las elecciones generales de 1977 (21.641), en las parciales de 1978, o por la coalición Unión Nacional en 1979. Se repasaron otros resultados. Se mantenían círculos abiertos y la actividad era considerable; esa situación continuó en la década siguiente.

De cara a 1983, año en que se celebraría el 150º aniversario del Carlismo, el asturiano Joaquín García de la Concha organizó mediante el Centro de Estudios Históricos y Políticos General Zumalacárregui unas jornadas en Talavera de la Reina. El 2 de octubre de aquel año se celebrarían unos actos en el Cerro de los Ángeles en que no sólo estarían representadas las distintas asociaciones y tendencias de la Comunión Tradicionalista, sino también grupos e individuos que se hallaban fuera de la disciplina. Grupos que entre 1986 y 1987 acordarían una «unidad operativa» de la que sólo quedaría excluido el mal llamado «Partido Carlista», resultante de la escisión del ya expríncipe Carlos Hugo y posteriormente abandonado por éste. En Asturias aquel proceso parecía sencillo, pues en nuestra región no existía ninguno de los grupos disidentes ni tampoco llegó a existir el falso «Partido Carlista».

Se obtuvo el permiso del Abanderado de la Tradición, Don Sixto Enrique de Borbón, para aquella unidad experimental. Luego hubo que lamentar que no todos los involucrados en ella jugaron limpio, y volvieron a producirse el debilitamiento y las rupturas. Para poner fin a la sangría, en el año 2001 Don Sixto Enrique volvió a tomar personalmente las riendas de la Causa y nombró una nueva Secretaría Política encabezada por Rafael Gambra.

El tiempo se echaba encima y el ponente hubo de resumir las dos últimas décadas y dar unas breves referencias sobre la situación actual, que resulta prometedora. Se repartieron a los asistentes unas hojas con diez sugerencias bibliográficas y con recursos en Internet sobre el Carlismo y se abrió un turno de preguntas.

Buena parte de los asistentes se reunieron tras la charla en una sidrería cercana, donde continuó el coloquio durante la cena. Entre ellos estaban el jefe regional de la Comunión Tradicionalista del Principado de Asturias, Antonio Capellán, y el distinguido miguelista portugués Valentim Rodrigues, de Causa Tradicionalista. Precisamente esta organización se nos ha adelantado publicando otra crónica de esta charla antes que nosotros: ¡enhorabuena por la agilidad y la eficacia!

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Plagios y fraudes de un «historiador» de andar por casa

julio 2, 2017

En alguna otra ocasión ha debido Las Libertades señalar a cierto joven (ya no tan joven) gijonés de extrema izquierda «asturchale», sin oficio ni beneficio ni titulación académica, por causa de su obsesiva actividad en Internet para divulgar una versión falsificada de la historia del Carlismo.

Más recientemente el autotitulado «historiador» se dedica también a dar conferencias y, sorprendentemente, ha encontrado acogida en el Club Prensa Asturiana de La Nueva España. Las actividades de la sección gijonesa de ese club pasan desapercibidas. No así las de Oviedo. El individuo en cuestión se desenvuelve mal en público y la asistencia a sus charlas es escasa. Pero el periódico le da una cobertura que ciertamente no merece.

Leemos en La Nueva España de 30 de junio que el día anterior Javier Cubero de Vicente osó hablar de Don Javier de Borbón Parma, «pretendiente carlista» (en realidad, Príncipe Regente entre 1936 y 1952, y a partir de este año Rey legítimo de las Españas hasta su muerte en 1977). Según el periódico, Javier Cubero dijo algunas cosas verdaderas (ése es el truco), aun escogiendo deliberadamente mal los términos. Es verdad que Don Javier se opuso al Estado totalitario, a la perpetuación del General Franco en el poder, a la Falange, al nazismo… Pero no lo hizo por «espíritu democrático», sino todo lo contrario. Ni fue «antifascista» ni «partisano» en la Francia ocupada, aunque sí estuvo en la verdadera resistencia (que inicialmente era monárquica y católica: las izquierdas colaboraban con los nazis) contra el invasor alemán.

Treinta años después de aquello, Don Javier se vería nuevamente traicionado y maltratado, esta vez por su hijo Carlos Hugo y los cómplices de éste. No hubo continuidad entre el padre y su primogénito varón. De los hijos habidos de su esposa Doña Magdalena de Borbón Busset, sólo la mayor, Doña Francisca, y el menor, Don Sixto Enrique, permanecieron fieles a la Causa carlista. Esto lo oculta y tergiversa Javier Cubero sistemáticamente.

Como antes se pilla a un mentiroso que a un cojo, vamos a dar una prueba más del proceder fraudulento y mezquino de este «historiador» de andar por casa.

El 6 de diciembre de 2016 publicaba Las Libertades la entrada Aniceto Boves Goñi, valeroso carlista ovetense fallecido en Gran Canaria en 1932.

En su carácter de «historiador» fraudulento, Javier Cubero recurrió al «corta-y-pega». Copió la transcripción que Las Libertades había hecho de El Cruzado Español; copió la reproducción fotográfica del periódico carlista; hasta copió una parte de la introducción de Las Libertades. Lo pegó todo en uno de sus blogs y le puso de fecha el 26 de noviembre. O sea: que lo había publicado él antes que nosotros, oiga. Además de plagiarnos nos convertía en plagiarios.

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Desafortunadamente para el «historiador», existen los motores de búsqueda en Internet y sus rastreadores. Que dejan constancia perpetua de la fecha en que realmente aparecen las publicaciones en la Red. Veamos qué dice Google:

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Efectivamente. La entrada de Las Libertades apareció el día en que está fechada: el 6 de diciembre. El plagio de Javier Cubero en La Carlistada falsa, fechado por él el 26 de noviembre anterior, apareció en realidad el 11 de diciembre.

Ésa es la medida de la confianza que merece cuanto dice y publica.

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Asturias fue la primera en declarar excluidos a dos Príncipes de Asturias, padre e hijo: Carlos Hugo y Carlos Javier

octubre 6, 2016

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Recientemente algunos medios asturianos, haciéndose eco de unos artículos superficiales y sin documentar de una revista digital apropiadamente llamada Vanitatis, han hablado de supuestos Príncipes de Asturias carlistas (lo cual, si fuera verdad, querría decir simplemente Príncipes de Asturias legítimos, Príncipes de Asturias de verdad). E incluso han atribuido al expríncipe Carlos Javier (de Borbón Parma y Lippe-Biesterfeld) la jefatura del Carlismo; lo cual es tan radicalmente falso que mueve a risa. Carlos Javier no es más que un señor holandés muy rico, alto empleado de banca especulativa, casado con una periodista sin rango ninguno, y cuya ignorancia de todo cuanto tenga que ver con el Carlismo es parecida a la de la autora de esos artículos de Vanitatis. Además ni siquiera es católico. Acaba de hacer padrino de bautismo de su hijo Carlos Enrique (un plebeyísimo y encantador bebé al que esos medios quieren hacer pasar por «Príncipe de Asturias carlista») a su primo el Rey de Holanda, calvinista declarado. Por no hablar de otros traspiés anteriores.

Se da la circunstancia de que hace bastantes años, cuando el entonces joven Carlos Javier parecía que podía superar y contrarrestar la traición de su padre Carlos Hugo a la Causa carlista, fueron las Juventudes Tradicionalistas Asturianas las primeras que lanzaron una campaña para darlo a conocer. Cuando este Carlos Javier sí era Príncipe de Asturias, como nieto del último Rey legítimo de las Españas, Don Francisco Javier de Borbón y Braganza, y sobrino del Regente, Don Sixto Enrique de Borbón y Borbón Busset. De tal campaña hablaremos en otra ocasión.

Pero poco después, al igual que veintitantos años antes, tuvo que ser la Junta Carlista del Principado de Asturias la primera en declarar la exclusión del Príncipe de Asturias. La primera vez fue con el padre de Carlos Javier, el mencionado Carlos Hugo. Se declaraba la exclusión, esto es, se daba fe pública de un hecho: que por contravenir los principios de la Tradición e ir contra las leyes tradicionales de España, un príncipe perdía sus derechos y dejaba de serlo. En ambos casos la Junta Regional de Asturias se veía obligada a tomar la iniciativa ante circunstancias anómalas, como eran las causadas por la ausencia de autoridad nacional efectiva de la Comunión Tradicionalista en aquellos momentos. De forma parecida a como en 1808 tuvo que actuar la Junta General del Principado de Asturias, de la cual es directamente sucesora la Junta Carlista.

El documento cuyo facsímil se reproduce arriba es la declaración que la Diputación Permanente de la Junta Carlista del Principado de Asturias emitió en Oviedo el día 4 de noviembre de 1997. Se trata del original —en primicia para LAS LIBERTADES— que permaneció confidencial un tiempo, a petición del periodista que había facilitado la información que aparece señalada con una llave en el margen derecho. Fallecido ya el informante hace años, puede darse a conocer tal cual se firmó.

Por indicación del Regente Don Sixto Enrique, en aquel entonces tampoco se hizo entonces circular demasiado, pues el Duque de Aranjuez albergaba esperanzas de reconducir a su sobrino a la legitimidad y la tradición. Esperanzas a las que no renunció hasta hace poco tiempo, cuando la acumulación de hechos en contrario las convirtieron en definitivamente imposibles. He aquí el texto:

La diputación permanente de la Junta Carlista del Principado de Asturias, ante la falta de organismo superior en el momento presente, ha juzgado necesario hacer pública la presente

DECLARACIÓN:

En 1977, a la muerte en el exilio de S.M.C. Don Javier de Borbón (q.s.g.h.) la normal sucesión se vio truncada por la inhabilitación en que había incurrido su hijo mayor D. Carlos Hugo por su infidelidad a los principios de la Tradición y por su aceptación del régimen imperante.

Desde entonces la Comunión Tradicionalista estuvo bajo la regencia de la Reina viuda Doña Magdalena de Borbón (q.s.g.h.) y del Infante Don Sixto Enrique, Abanderado de la Tradición, en la esperanza de que el hijo mayor de D. Carlos Hugo, S.A.R. Don Carlos Javier de Borbón, cumpliría su deber al alcanzar la mayoría de edad. Es aquí donde comienza la responsabilidad de esta Junta, al haber reconocido a Don Carlos Javier como Príncipe de Asturias legítimo.

Han pasado ya varios años desde que el Príncipe Carlos Javier cumplió la mayoría de edad; sin que, a pesar de algunos signos esperanzadores, haya manifestado su disposición a desempeñar las obligaciones de su rango o a prestar juramento de fidelidad a los principios tradicionales de las Españas y a los derechos y libertades de este Principado.

Por el contrario se dan los siguientes hechos: D. Carlos Javier utiliza documentación española conforme a la legalidad vigente, extremo que siempre había sido evitado por los príncipes de la Dinastía legítima por lo que representa de acatamiento a la usurpación reinante. Ha evitado recibir formación militar, indispensable para el desempeño de sus funciones. Y ha mostrado en otros aspectos su adaptación a los contravalores dominantes.

Los anteriores errores pueden encontrar justificación o disculpa, y atribuirse a inexperiencia o mal consejo. Pero recientemente D. Carlos Javier ha dado otro paso que muestra a las claras su absoluto abandono de las responsabilidades dinásticas y políticas que le corresponden: acompañado de su hermana Dña. María Carolina, ha asistido en Barcelona a la boda de Iñaki Urdangarín con la hija menor del Jefe del Estado, cuya familia representa desde 1833 la antítesis absoluta de la Familia Real carlista.

Este gravísimo error ha sido además innecesario y vergonzoso: la Casa Ducal de Parma fue invitada a la boda por La Zarzuela, sin que se esperase que viniera ninguno de sus miembros. A pesar de la invitación, La Zarzuela suprimió su nombre de la lista oficial de invitados facilitada a los medios de información y su presencia de las fotografías oficiales. Para redondear la humillación, la Infanta Dña. María Teresa (tía de D. Carlos Javier y colaboradora habitual del olvidado D. Carlos Hugo) intentó en el último momento que el diario ABC se hiciese eco de la presencia de sus sobrinos en la boda.

Nos parece manifiesto, pues, que D. Carlos Javier renuncia a sus derechos sucesorios. Éstos pasan, y así lo declaramos, a su hermano menor Don Jaime de Borbón y Lippe-Biesterfeld; de quien esperamos una pronta respuesta.

Entretanto, renovamos nuestra expresión de acatamiento a la regencia de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, a quien se comunica la presente Declaración.

En Oviedo, a cuatro de noviembre de mil novecientos noventa y siete, festividad de San Carlos Borromeo, Día de la Dinastía Legítima.

Refrendan esta declaración con su firma: Luis Infante de Amorín. Gonzalo Mata Fernández-Miranda. Jesús de Pedro Suárez. Víctor Rodríguez Infiesta. Manuel de Vereterra Fernández de Córdoba.

Lamentablemente, aquel Jaime de Borbón Parma que era el siguiente en el orden sucesorio ha seguido el mismo proceder irresponsable de su hermano mayor, y ha perdido también todos sus derechos. Pero la Dinastía no se acaba nunca, y las leyes sucesorias tradicionales prevén todas estas circunstancias.

Los leales asturianos, mientras tanto, permanecen vigilantes. La Monarquía tradicional y la sucesión legítima son demasiado importantes para las Españas, como para dejarlas en manos de vanidades.