Posts Tagged ‘Francisco Álvarez-Cascos’

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La derecha es más laicista que la izquierda: el caso del Ayuntamiento de Oviedo

marzo 8, 2022

El pasado domingo era el primero de Cuaresma. El día anterior, Sábado después del Miércoles de Ceniza, sufrió Oviedo el «gran desfile del Carnaval». El domingo continuaban (y finalizaban, gracias a Dios) en la ciudad los festejos del «Carnaval» instituidos por el Ayuntamiento presidido por el «católico» Alfredo Canteli y gobernado por la coalición del Partido Popular y de Ciudadanos.

Como hace unos días señalaba LAS LIBERTADES en las redes sociales, el Carnaval termina cuando empieza la Cuaresma. Por lo que el Ayuntamiento de Oviedo, organizador de esta artificial carnavalada, desprecia y escarnece la religión e impide a los cristianos el recogimiento propio de este tiempo; se burla del Miércoles de Ceniza (que fue el pasado 2 de marzo, no se olvide) y de nuestra ciudad, además de convertir a Oviedo en objeto de mofa.

Este disparate sacrílego no es nuevo. El Carnaval (o, como algunos pretenden, el Antroxu) murió hace muchos años. Murió porque dejó de observarse estrictamente la Cuaresma, que antaño era tiempo de verdadera penitencia. Desaparecida ésta, el Carnaval dejó de tener sentido. Nunca había sido festivo oficial ni escolar, ni estaba organizado por los poderes públicos. Era espontáneo y popular, y en nada se parecía a las actuales carnavaladas municipales.

Los primeros ayuntamientos «democráticos» en manos de la izquierda decidieron reinventar el Carnaval, decretando, promoviendo y financiando estos jolgorios que son mezcla de fiesta infantil estadounidense, imitación cutre de Río de Janeiro y desfile del Orgullo sodomita. En Asturias fueron pioneros los de Gijón y Avilés, en manos del PSOE y de su muleta el PCE (más tarde Izquierda Unida). Pero al menos respetaron las fechas: el Martes de Carnaval se acababa la cosa.

Los de la derecha los imitaron, por supuesto. Y los ayuntamientos asturianos en manos del Partido Popular invadieron tranquilamente la Cuaresma con sus carnavaladas. Los más caracterizados, como eran los de Villaviciosa y Oviedo.

Alguno dirá que se hacía con el fin de promover el turismo, separando las fechas de «su» Carnaval de las de los concejos vecinos. Si fuera así sería ya bastante malo, por el profundo desprecio a la religión que denotaría. Pero no es sólo eso, como queda demostrado con mirar a las atrocidades que el Ayuntamiento de Oviedo perpetra durante las Navidades. Veamos las últimas.

Desfile de Santa Claus, renos y elfos, por las calles de Oviedo el día de Nochebuena de 2021. ¿Se puede caer más bajo? (Foto Paco Paredes / EFE)

La estrella ovetense de las pasadas Navidades fue… ¡Papá Noël! O eso decían el Ayuntamiento y los medios del régimen, porque siempre confunden el francés Papá Noël con el estadounidense Santa Claus. (En su descargo cabe decir que muchos franceses de hoy también los confunden). El Oviedo que sufre a Alfredo Canteli sufrió también hasta un desfile de Santa Claus, en plan versión pueblerina de Nueva York. «La idea es dinamizar la ciudad, su comercio y su hostelería», dijo la concejal del PP Covadonga Díaz, y subrayó que hay desfiles similares en otras ciudades (en otras ciudades en manos del extranjerizante PP). Por su parte, la concejal de Vox en el consistorio, Cristina Coto, acusó a Canteli de secularizar la Navidad ovetense: «Nos sorprende que Canteli, autodeclarado católico, secularice la Navidad ovetense con el desfile de Papá Noël». A la hora de entrar en detalles, la de la marca verde del PP no pudo, o no quiso, evitar caer en el ya manido sociologismo para sostener su acusación: «la religión mayoritaria en España es la católica». Resulta hasta divertido leer a Cristina Coto de la Mata criticar lo de Santa Claus. Porque antes de estar en Vox estuvo en FAC (Foro Álvarez-Cascos, alias Foro Asturias de Ciudadanos) y antes de eso en el Partido Popular, que abandonó el mismo año que Gabino de Lorenzo dejó la alcaldía de Oviedo. Y fue Gabino de Lorenzo, precisamente, quien secularizadoramente introdujo a Santa Claus (Papá Noël para sus adeptos carbayones) en las Navidades de la ciudad. Claro que él, adalid de la horterada, puso en las calles un trineo de Santa Claus… eléctrico. El de Canteli estaba tirado por renos de verdad. Si es que no se ahorran medios para que Oviedo sea cada vez menos ovetense.

También resultaría casi divertido, si el asunto no fuera tan serio, oír a la concejal de Vox quejarse de la secularización. Ella, que ha dado ejemplo de cristiandad «casándose» ante notario; que eso del sacramento está muy visto… Claro que en esto de la burla del sacramento, Alfredo Canteli también compite. Poco después de su elección, el «católico» alcalde ofició con gran pompa y boato y grandes muestras de satisfacción un «matrimonio» de sodomitas. Del PP, por supuesto.

Dejamos para otra ocasión ampliar el asunto con las relaciones aparentemente cordialísimas que estos consistorios de derechas mantienen con el Arzobispado. Su titular, Fray Jesús Sanz, sacó hace pocos días una de sus cartas semanales, dedicada al conflicto de Ucrania. Pide en ella no perderse en «batallas ideológicas», pero los términos en que se refiere a los implicados parecen sacados de las soflamas del PP o de Vox. No es la primera vez. A lo mejor en este liberalismo y esta extranjerización comunes reside el secreto de tan buen entendimiento con la derecha laicista.

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¿Carlismo en el Parlamentín?

octubre 15, 2013

«Mentiremos todos juntos / todos juntos en unión / defendiendo las prebendas / de la Santa Transición»

«Mentiremos todos juntos / todos juntos en unión / defendiendo las prebendas / de la Santa Transición»

Nos referimos a ese inútil parlamento autonómico que se reúne en Oviedo en el solar del desamortizado Convento de San Francisco. El no menos inútil Estatuto de Autonomía exhibe la desvergüenza de llamarlo Junta General del Principado de Asturias, con la cual tiene tanto en común como tiene Javier Fernández Fernández con Don Pelayo.

La desvergüenza es tónica general del paraíso de saqueadores que llaman régimen democrático. El juancarlismo y la Constitución de 1978 la casaron con la ignorancia y las elevaron a religión y regla máximas. Así, el Parlamento de Madrid (que se hace llamar Cortes Generales) celebra anualmente un «debate sobre el estado de la nación» que es un calco del «debate sobre el estado de la Unión» de Washington D.C. Puede tener sentido en los Estados Unidos de Norteamérica, donde el Congreso, la Cámara de Representantes y el Gobierno federal, absolutamente separados, tienen prerrogativas distintas y hasta ciclos electorales diferentes; una vez al año se reúnen para un debate conjunto.

En Madrid, en cambio, el «debate sobre el estado de la nación» lo hace el mismo Congreso de los Diputados que elige al Gobierno y que está reunido todo el año (menos sus amplísimos períodos de vacaciones), reconociendo así que durante el año no hacen absolutamente nada que no sea saquear, fastidiar y vender a los españoles. Y en Oviedo hacen, a imitación de la imitación, un «debate sobre el estado de la región» que todavía exhibe más ese carácter de parásitos, vagos y saqueadores que comparten, sin excepción, todos los integrantes del Parlamentín, que también designa al Gobiernín.

El jueves pasado, escenificando disenso en el transcurso de ese «debate» para entretenerse y entretenernos, el presidente del Gobiernín, Javier Fernández Fernández (PSOE), le atribuyó al mandamás del PP-bis (FAC) en Asturias, Francisco Álvarez-Cascos Fernández, «resabios de carlismo rural».

Un regalo para Álvarez-Cascos, aunque sea disfrazado de reproche, como sólo puede brindarle un amigo, aliado y colega del SOMA-UGT/PSOE. De la cuadra de José Ángel Fernández Villa (antiguo nacionalsindicalista de Solís y de Girón y confidente del comisario Claudio Ramos) capo máximo del socialismo asturiano durante décadas y auxilio destacado de Álvarez-Cascos en todas sus etapas.

Un regalo porque el propio Francisco Álvarez-Cascos —liberal radical, íntimo amigo de genocidas comunistas y de separatistas vascos, divorcista sobrevenido y multidivorciado y más fuera de la Iglesia que Martín Lutero— ha intentado en más de una ocasión presentarse como sucesor, heredero y reencarnación parcial de Vázquez de Mella y de Jovellanos. Lo hace porque sabe que el tradicionalismo asturiano es el único asturianismo puro y sin tacha. Lo puro y sin tacha le hace mucha falta para compensar un currículum como el suyo.

No se alarmen aún los enemigos de Asturias. En el Parlamentín no hay rastro de carlismo que les haga frente. Al menos hasta que la Comunión Tradicionalista decida presentar candidaturas en las elecciones autonómicas, lo que todavía no ha ocurrido.