
En el ya lejano año de 2006 las Juventudes Tradicionalistas Asturianas llevaron a cabo una campaña contra el cierre de escuelas rurales en Asturias. Campaña que tuvo cierto eco y que incluyó la intervención en TeleAsturias (canal de televisión regional que después desaparecería por las maniobras en su contra del PSOE, con la complicidad del resto de los partidos parlamentarios) del entonces delegado regional de Juventudes Tradicionalistas y actual jefe regional de la Comunión Tradicionalista, Antonio Capellán.
No es nuevo el cierre de escuelas rurales. De hecho empezó con la nefasta Ley General de Educación de 1970, conocida como Ley Villar Palasí, con sus concentraciones escolares. Mas en la larga noche del PSOE, además de ir a peor (que ya es decir) en leyes de enseñanza («de educación», dice el régimen, mostrando sin querer su verdadera intención adoctrinadora y sustitutoria de la religión y de la familia), se ha seguido cerrando escuelas rurales, con el consiguiente desarraigo desde la niñez, contribuyendo decisivamente al abandono del campo asturiano.
Ahora le toca a Aramil (Siero). Un lugar que no corre riesgo de despoblación, pero cuyos niños tendrán que hacer grandes desplazamientos para ir a clase. (Desgraciadamente muy pocos padres optan por la enseñanza en casa, una opción razonable y beneficiosa si se hace bien). La excusa es que no llega al mínimo de tres niños matriculados para el próximo curso.
Un Gobiernín autonómico como el que Asturias padece, que derrocha en toda clase de disparates (desde la promoción de la llingua inventada que nos quieren ir imponiendo hasta la difusión del aberrosexualismo, pasando por la financiación de toda clase de chiringuitos), no puede en justicia negarse a mantener abierta cualquier escuela rural donde haya un solo niño cuyos padres quieran matricularlo en ella. Fija población: es inversión de futuro, y proporciona empleo de calidad.
Como las Juventudes Tradicionalistas Asturianas decían en un comunicado del año 2015:
Cierran más colegios en el campo asturiano
Han pasado nueve años, casi una generación de las Juventudes Tradicionalistas, desde que nuestra organización denunciara el cierre de la escuela de Argame (Morcín) y la política de despoblamiento del campo asturiano que seguía el Gobierno autonómico. Exactamente la misma que continúa vigente.
La llamada Consejería de Educación acaba de cerrar el colegio de Degaña, con el curso ya iniciado. La penosa excusa es el traslado de uno de los escolares, con lo que ya no se llega al mínimo exigido por el Gobiernín de Oviedo. Un mínimo arbitrario que sirve para desarraigar a más niños de su entorno; y de paso para dejar sin empleo a tres profesores interinos que ya habían empezado a trabajar.
Perpetra estos atropellos un Gobiernín autonómico del mismo signo de entonces: PSOE con el apoyo entusiasta de Izquierda Unida y el consentimiento consuetudinario del PP, al que hay que añadir los consentimientos de Foro y de Ciudadanos y el apoyo vergonzante de Podemos.
Reiteramos lo que dijimos hace nueve años: El Carlismo restaurará todas y cada una de las pequeñas escuelas rurales, sin importar el número de niños, proporcionando empleo a los maestros y apoyando el arraigo de la población. Facilitará la enseñanza en casa para aquellas familias que opten por ella. Acabará con el sectarismo, la corrupción y la insensatez que el sistema busca imponer mediante el control de la enseñanza. Y pondrá fin a la destrucción del medio rural asturiano.
Dejamos para otro día la política parroquial de la diócesis de Oviedo, de la que podrían decirse cosas parecidas, y que también incide negativamente en el campo asturiano. La creciente escasez de clero no justifica su amontonamiento en las grandes poblaciones. Aunque, claro: para que la presencia del sacerdote ayudase, éste tendría por lo menos que vestir sotana, decir Misa de verdad, enseñar la doctrina cristiana de siempre y sentarse en el confesonario unas cuantas horas al día. Cosas todas ellas que hoy les resultan tan ajenas como al Gobiernín la vida y supervivencia de nuestros pueblos y aldeas.